No es el más alto, tampoco es ya el más moderno, pero sí es un protagonista y testigo de importantes capítulos de la historia del país azteca. Está en pleno Centro Histórico de la Ciudad de México. En el corazón de su pasado, de su tradición y también de su caos; entre el ruido de los coches y la gente que va y viene con una velocidad que desconcierta. Es entre la Calle Madero y el Eje central Lázaro Cárdenas, un cruce que representa una pizca de la movilidad de una de las ciudades más pobladas y dinámicas del mundo, donde se encuentra la Torre Latinoamericana. Un rascacielos de 58 años de edad considerado como el más fuerte y resistente de México.
La Torre Latinoamericana, la Torre Latino, se alza a 188 metros hacia el cielo, con 44 pisos. Fue el más alto durante 1956 y hasta 1972; te ofrece la mejor vista del centro del Distrito Federal. Desde su mirador puedes darte una idea del movimiento y el caos de esta loca ciudad. En el piso 37 tienes una cafetería, en el piso 38 un museo con la exposición permanente “La Ciudad y la Torre a través de los siglos” y en el piso 44, esa gran vista que rodea a la Ciudad de México.
Desde el punto oeste, puedes identificar, si el smog te lo permite, algunos de los edificios más altos de la Avenida Reforma, además la Torre Pemex, la Avenida Juárez, el pulmón que representa la Alameda Central y el majestuoso Palacio de Bellas Artes. Por la parte este, tienes la Calle 5 de Mayo, el Templo Mayor, la Catedral Metropolitana, muy atrás el aeropuerto; la ahora calle peatonal Francisco I. Madero que desemboca en el Zócalo en donde de divisa el Palacio de San Lázaro, el Palacio Nacional, la Calle 16 de septiembre y si tienes suerte, el volcán Popocatepetl. Se trata de una gran vista a los puntos más históricos y tradicionales. Por la parte norte, tienes al final el Cerro de Chiquihuite, el gran Eje Central, Tlatelolco, Plaza Garibaldi, la Basílica de Guadalupe, y el Museo Nacional de Arte, entre otros. Al sur, hasta el final del Eje Central tienes la Torre de Telecomunicaciones y también el World Trade Center, entre otros.
El centro es el núcleo original en torno al cual creció la actual capital mexicana. Estar en este mirador te permite perderte en al menos los diez kilómetros cuadrados del Centro Histórico que incluye y rebasa en parte el de la isla sobre la cual se fundó la ciudad prehispánica y también el que tuvo luego la traza colonial. Donde perduran, a pesar del tiempo, vestigios y monumentos extraordinarios que hablan de los ya casi siete siglos de la vida de la Ciudad de México.
Pero este rascacielos, además de las vistas y de ser hoy el espacio de cientos de oficinas, es considerado uno de los edificios más seguros del mundo. ¿Por qué?
Fue el primer rascacielos en construirse en una zona de alto riesgo sísmico. Su construcción, a cargo del arquitecto yucateco Augusto H. Álvarez, incluye una cimentación de concreto que permite que el edificio, literalmente “flote” en el subsuelo. Una tecnología original de México que fue la primera de su tipo en el mundo y sigue siendo utilizada. La torre resistió un fuerte terremoto el 28 de julio de 1957, de magnitud 7.7 (MW), después en 1985 resistió el terremoto del 19 de septiembre que tuvo una magnitud fue de 8,1 (MW), y el 20 de septiembre de 1985 soportó la réplica más grande de este terremoto, que alcanzó una magnitud de 7,5 (MW). Esto ha hecho que se considere como un rascacielos seguro, con un estilo característico del movimiento moderno que hace referencia a los rascacielos estadounidenses, como el Empire State Building de Nueva York, siendo éste su mayor influencia.
¿Subimos al mirador?
Fotografías: Samuel Alamillo
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