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martes, marzo 19, 2024
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París a pie de calle

París es una ciudad para caminar con calma, dejándose enredar por su entramado de caracol. El centro de la ciudad concentra los grandes íconos que la han hecho famosa y que forman parte del imaginario colectivo en cualquier país del mundo. A pie de calle se puede observar el paso acelerado del parisino que trabaja contrastando con el caminar pausado de quiénes quieren quedarse con cada momento grabado en sus cámaras o en sus memorias.

La ciudad, tal como la conocemos hoy en día, tiene una estructura arquitectónica y urbanística que tuvo como protagonista a Napoleón III y el barón Haussmann. Los cambios transformaron las desordenadas, estrechas e insalubres calles de la villa medieval en la ciudad más moderna del mundo en un período de apenas veinte años. El plan de renovación abarcó el cambio de fachadas, la ampliación de calles y bulevares, la transformación de parques, la construcción de alcantarillado, la restauración y conservación de monumentos públicos. Siempre los cambios generan resistencia, en este caso se generaron todo tipo de polémicas, los dos responsables fueron acusados de destruir el encanto del París antiguo, de plagar la ciudad con edificaciones uniformes y aburridas, otros más radicales alegaron que la ampliación de las vías y la alineación en línea recta tenían el fin de facilitar maniobras militares de represión sobre la población.

Hechos históricos de hace 150 años hasta hoy, hacen a París una ciudad para caminar. En esa rutina de andar y desandar por sus calles me encontré con un grupo de dibujantes de Taiwan que viajan para ilustrar los monumentos de cada ciudad que visitan, un picnic entre amigas en los jardines del Louvre para dar una despedida de soltera, estudiantes sentados a orillas del Sena disfrutando un día de sol, músicos que daban un concierto en los jardines de Luxemburgo, enamorados dejando sus candados para asegurar su amor en la ciudad más romántica, turistas cansados que dormían su siesta en las fuentes del Museo Louvre, visitantes activos que recorrían la ciudad en bicicleta, viajeros curiosos que se acercan a la caótica vida nocturna alrededor del Moulin Rouge, amantes de la literatura que visitan la librería Shakespeare con escritos en lengua inglesa en pleno centro de París.

Si bien lo dijo Fréderic Chopin: París responde a todo lo que el corazón desea. Uno puede divertirse, aburrirse, reír, llorar o hacer lo que se le antoje sin llamar la atención, puesto que miles de personas hacen otro tanto…y cada uno como quiere. 

¿Caminamos por París?

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Ana Varela
Viajera independiente, venezolana de nacimiento y española de herencia. Ha fusionado su experiencia profesional en Marketing con el Periodismo de Viajes. Emprende cada viaje atraída por la diversidad cultural, la naturaleza, la gastronomía, la fotografía y la reflexión.
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