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sábado, octubre 5, 2024
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Jorge Carrión o el turismo expandido

Siempre hay un lugar. En esta ocasión: plaça d’Osca, en el barrio de Sants de Barcelona, en uno de los pocos bares abiertos el día de la huelga feminista del 8 de marzo. También es uno de los pocos bares de toda la vida, de los de barra de acero inoxidable y descuidada decoración porque, total, lo importante en los bares siempre fue la conversación. La nuestra va a tener lugar fuera, en la terraza, porque los primeros días de la primavera adelantada son una tentación a la que nadie se puede resistir.

Jorge Carrión* viene de montar la exposición “Todas las bibliotecas del mañana”, en San Sebastián. Una propuesta en el Koldo Mitxelena que reúne 11 bibliotecas y centros culturales de todo el mundo. La exposición es una nueva oportunidad en esa voluntad de Jorge Carrión por expandir la literatura, por llevarla a las viñetas de los cómics, a las series, y ahora a los museos. Digamos que si el novelista británico Lawrence Osborne es el turista desnudo, Jorge Carrión es el turista expandido.

Esas bibliotecas del mañana -toda la épica concentrada en un título- son la excusa para charlar de esto y de lo otro.


De viajes, de viajar, de llegar, o de no llegar con Jorge Carrión

Jorge Carrión |Fotografía: Pedro Madueño
Jorge Carrión |Fotografía: Pedro Madueño

-Librerías (2013) fue un ensayo del movimiento alrededor de las librerías ‘coleccionadas’ en tus viajes. ¿Responde a un impulso similar “Todas las bibliotecas del mañana”

Totalmente. Si me llamaron del Koldo Mitxelena fue por Librerías y, aunque antes cuando viajaba no visitaba sistemáticamente bibliotecas, desde que publiqué el ensayo sí que empecé a visitar también las más interesantes de cada ciudad. Por un lado, porque las librerías y las bibliotecas se comunican y se retroalimentan. Y por otro, porque creo que he expandido mi interés por lo que yo llamaría los paisajes del libro, los paisajes librescos, lo que en inglés llaman bookscapes.

-¿Pero crees que las bibliotecas siguen siendo importantes a pesar de que el principal acceso a la cultura, en muchos casos, se realiza a través de Internet?

La biblioteca como espacio social ha cobrado un sentido importantísimo. Por ejemplo, en todo el mundo, las bibliotecas se han convertido en lugares de asesoría y de formación para inmigrantes. Damos por supuesto que todo el mundo tiene Internet, pero no es así.

-Y no sólo eso, también hay personas que viven en la calle y que acuden a refugiarse a las bibliotecas…

El otro día, en la biblioteca de Conde Duque, en Madrid, había un cartel que ponía “No se permite la entrada a personas que no estén debidamente aseadas” que tenía que ver con eso, ¿no? De hecho, lo que era la figura del flâneur en el S. XIX ahora se ha trasladado un poco al homeless que, efectivamente, tiene que buscar algo que hacer durante todo el día, sobre todo, en invierno, cuando hace más frío en la calle.

Entrevista a Jorge Carrión | Viaje con Escalas
“En todo el mundo las bibliotecas se han convertido en lugares de asesoría y de formación para inmigrantes. Damos por supuesto que todo el mundo tiene Internet, pero no es así”. Jorge Carrión

-En Librerías decías que cada librería condensa el mundo. ¿Y las bibliotecas?

También condensan el mundo, también son topografías globales. Lo que ocurre es que la librería pretende al mundo de hoy con una dimensión del ayer y la biblioteca condensa el mundo de ayer porque siempre hay un desfase histórico por mucho que se actualice o compre novedades. Las librerías son novedad y la biblioteca tradición.

-Es curiosa esa idea que tenemos ahora de que las librerías deben estar bien nutridas de novedades y que el fondo ya no importa tanto. ¿A qué crees que se debe?

Hay varias razones: una es el precio del suelo, que condiciona el espacio, y otra es la sobreproducción de novedades. No obstante, la librería clásica como Shakespeare and Company era una librería muy atada al presente, de autores vivos, y en cambio la biblioteca puede tener una mayoría de sus autores muertos.

-¿Son más académicas?

Más patrimoniales, diría yo…

-Y pese a ello, pese a que en un espacio podemos tener condensado el mundo, aún necesitamos viajar a lo lugares. ¿Crees que viajar para ver una biblioteca o una librería es una tendencia que se da cada vez más en el turismo?

El turismo cultural es tan viejo como el propio turismo. El Grand Tour se configura ya en el S. XVII-XVIII como turismo cultural, pero era propio de élites. Ir a la tumba de Petrarca como hace Garcilaso de la Vega o ir a Venecia o Roma lo hacía una minoría. Lo que ocurre en el S. XX es que el turismo cultural se vuelve masivo porque la educación, por suerte, se vuelve global, y eso hace que de pronto haya millones de personas en el mundo que quieren ver la casa de tal escritor, su tumba, tal librería o biblioteca… No obstante, en términos cuantitativos, sigue siendo una minoría la interesada en las mejores librerías o bibliotecas del mundo y, en ese sentido, el caso de Lello en Oporto es muy raro.

-¿Por qué lo dices?

Es que se debe a una confusión de que es la librería de Harry Potter, lo cual es mentira. La autora no lo ha desmentido y los de Lello, evidentemente, tampoco, pero es un fenómeno muy extraño. No hay ninguna otra librería tan turística en el mundo.

-También está la Shakespeare and Company…

Sí, sería la segunda, a mucha distancia, y la tercera es la City Lights (la librería beatnik de San Francisco) y no se puede comparar…

-Pero aún así, por ejemplo, el Trinity College es una visita imprescindible.

Sí, pero fíjate que eso ocurre en ciudades que se han vuelto turísticas por otros motivos y que cuando el turismo se amplía, la ciudad se ve obligada a inventar sus propias atracciones turísticas. Así, de pronto, el caso de Dublín es muy raro porque básicamente todo lo atractivo, menos el whisky, tiene que ver con la cultura y con la literatura.

-Y así llegamos a un mundo en el que a pesar de Google Earth aún seguimos queriendo ir a los lugares. Aún tenemos que desplazarnos para ver bien.

Por suerte, eso sigue siendo así. A mí me interesa cómo puedes vivir algo virtualmente, siempre lo has hecho, con las películas, las lecturas, ahora con Internet, y cómo lo transformas luego en realidad, y cuando lo transformas en realidad, te das cuenta que no entendiste gran cosa en la virtualidad. Me pasa mucho escribiendo; en Librerías, escribí sobre librerías que aún no había tenido oportunidad de conocer en persona, y sólo las entendí cuando las visité. El viaje sigue teniendo todo el sentido. Si no vas al lugar, no captas las dimensiones y el recuerdo es mucho más débil en la pantalla.


Entrevista a Jorge Carrión | Viaje con Escalas
“Para mí, viajar es un esfuerzo, y cuando tú estás pensando en tus redes sociales, te estás esforzando para que tu discurso sea interesante”. Jorge Carrión

-Pero para ti el viaje es toda una poética y para otros es solo un pasatiempo.

A mí lo que me obliga a viajar intensamente es que nunca sé si voy a escribir sobre lo que estoy viviendo. Si no tienes esa obligación es más fácil relajarse, y en cambio, si estás más atento, más despierto, más informado, estás pensando en todas las posibilidades que tiene eso de convertirse en un relato. Por eso yo no soy nada detractor de las redes sociales. Si bien es cierto que a veces, el estar pensando en lo que pondrás en Facebook o en Twitter o lo que publicarás en Instagram te puede quitar intensidad en la experiencia, al mismo tiempo, te obliga a ser fiel a la etimología de viaje (viajar, en inglés, viene de travel, de trabajo). Para mí, viajar es un esfuerzo, y cuando tú estás pensando en tus redes sociales, te estás esforzando para que tu discurso sea interesante.

-¿No estarías, entonces, de acuerdo con esa idea de desconectar para vivir el viaje de verdad?

Yo diría más bien que hay que alternar. Yo pienso en mis libros, pero alguien que no escribe y piensa en su Instagram y está todo el día buscando la mejor foto de Oporto, seguramente, ese día va a ser más intenso que si no pensara publicar nada. Hay como una obligación a estar activo que me parece muy interesante. Hay que saber conectar y desconectar… Hay cosas buenas y malas en la tecnología.

-Yo por ejemplo, si no fuera por Google Maps me estaría perdiendo todo el tiempo. Creo que cualquier tipo de tecnología que nos ayude en los viajes es algo positivo.

Pienso que hay dos ámbitos diferentes de viaje en el mundo. Países en los que puedes poner en Google Maps el nombre de la calle y países en los que no. En países árabes y asiáticos, donde no hay modo de poner una dirección con letras nuestras, ahí hay otro tipo de viaje todavía. Por ejemplo, en Corea me encontré con algo muy particular y es que no se utiliza Wathsap. Entonces, si no estás en la aplicación de ellos y no sabes poner el nombre de las calles en coreano, vives otro viaje. Algo parecido me pasó en Moscú. Menos mal que una chica americana de la editorial me acompañó. Si no, no habría encontrado nada. Estuve dos días y pude ver todo lo que quería ver, solo habría sido imposible.

-¿Fuiste por trabajo?

Sí. Ahora viajo casi siempre para visitar librerías. Cuando publiqué el ensayo siempre iba de un modo anónimo a las librerías. Y desde que lo publiqué voy casi siempre como el autor de Librerías. Ahora voy a Tokio y Pekín y ya me están esperando con las rutas de las librerías y las bibliotecas más importantes del lugar. Antes tardaba 20 días en hacerme la idea de una ciudad porque lo tenía que hacer poco a poco, y ahora no. Es raro…

***

Jorge Carrión se detiene un momento a anotar una idea para su próxima novela. Lo hace en el móvil, no en un cuaderno, y parece como cuando estás a punto de descubrir el truco de un mago, pero no. “Disculpa -dice sin levantar la mirada de la pantalla- es que no quiero que se me olvide…”, y continuamos.

-Eres como un rockstar, que sólo conoce de la ciudad su hotel.

Yo conozco librerías, bibliotecas, lugares literarios y museos de arte contemporáneo. Es lo que me interesa de una ciudad para interpretarla. Los clásicos o Kapuscinski hablaban de los cementerios, del estadio de fútbol, mercado, iglesias, yo no.


Entrevista a Jorge Carrión | Viaje con Escalas
“Yo conozco librerías, bibliotecas, lugares literarios y museos de arte contemporáneo. Es lo que me interesa de una ciudad para interpretarla”. Jorge Carrión

-Pero es curioso porque hoy en el periodismo de viajes tiene más salida hablar de gastronomía que de librerías…

Sí. Parece ser que lo que se ha impuesto como periodismo cultural últimamente es lo gastronómico, los vinos, las bodegas…

-Lifestyle…

Esa es la palabra clave.

-En definitiva, la cultura libresca siempre ha sido minoritaria. Pero en todo caso, el viaje, ¿no te parece que cada vez es más importante por las experiencias que por lo que se va a ir a ver?

De hecho, el turismo experiencial es un nuevo mercado. En la cultura del viaje hasta TripAdvisor o Airbnb lo que tú querías conocer de antemano era la topografía con los imprescindibles, el alojamiento y el transporte. Ahora se ha extendido a una agenda previa que incluye, porque ya lo haces desde casa, las experiencias. ¿Cómo puedes prever las experiencias que tendrás en un viaje? Sólo si son codificadas en clave turística, como paquete o como producto. Te venden ya las excursiones, que era algo que tú antes contratabas en el hotel. Es todo una experiencia global de evitar el contacto, que es algo que comienza con el selfie: en el momento en el que tú ya no tienes que pedirle a un local que te haga una foto, ya no hay contacto. Luego llegó Google Maps, que te evita preguntar a alguien con el mapa cómo llegar a tal lugar. Y ahora, ya lo último es que no tienes que preguntarle a nadie dónde cenar.

-Es un poco lo del relato de Ray Bradbury del viaje al pasado sin poder salir de un estrecho camino para no alterar nada y poder seguir con el futuro tal cual estaba. Al final nos quedamos con una simulación de una experiencia real.

Lo que ocurre es que la figura del cicerone, que es clásica, se metamorfosea en el local que piensa para el extranjero, que a menudo él mismo es un viajero y que quiere dedicarse profesionalmente al viaje y entonces piensa qué es lo más interesante o lucrativo de su propia cultura, qué puede vender en plataformas globalizadas al extranjero. Por ejemplo, hace poco, me explicaron que hay una aplicación para corredores que te pone en contacto con corredores de una ciudad para que puedas salir a correr con él. Tú cobras como en Airbnb por la habitación de tu casa. Tiene sentido: porque entre que tú llegas a una ciudad nueva, te ubicas, descubre ruta, horario, pierdes mucho tiempo. Es como una tutela de la experiencia ajena.

-¿Y de qué va ir la novela?

Es ciencia ficción, pero no la tenía que haber empezado a escribir. Yo tendría que estar escribiendo mi libro sobre la historia del viaje…

Ahí paro la grabadora, transitamos aún por algunas frases más. Es la inercia de todas las charlas que se sabe que se convertirán en entrevista y que deben apagarse poco a poco. Nos despedimos. Pienso que tal vez, algún día, los viajes serán ciencia ficción.

*Jorge Carrión es doctor en Humanidades, escritor, periodista y viajero. Además dirige el Máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra. El misterio es de dónde saca tiempo para todo, para escribir en The New York Times, en Altaïr Magazine, en diversos suplementos culturales como de La Vanguardia, para sacar libros como Librerías o como Barcelona. Libro de los pasajes o para la trilogía de ficción Los muertos, Los huérfanos y Los turistas, entre otros muchos más. Tampoco sabemos de dónde saca tiempo para estar al día de las series de televisión que comenta y de las que teoriza… Tal vez es que sea un viajero del tiempo. Lo único seguro es que su trabajo es básico para comprender gran parte de todo lo que se está haciendo ahora mismo en cultura.

José Alejandro Adamuz
Licenciado en Filología y periodista vocacional que se divierte juntando letras para ver cómo reaccionan entre sí las palabras. Es redactor en el blog Ahora Toca Viajar y en otros medios.
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