Lisboa parece mantener intacto su espíritu en medio de la globalización, o posiblemente va a su propio ritmo. Una ciudad que no es moderna, aunque tenga un metro puntual y un Parque de las Naciones con edificios de Calatrava, no es vieja, aunque tenga uno de los barrios más decadentes y amables para pasear, el de la Alfama, y no es melancólica, algo que se siente al darse una vuelta por las zonas de bares de noche.
Quizás ahí está su encanto, en que puedes encontrarte de todo y siempre con ese relajado aire portugués que hace que apetezca disfrutar de la vida, de los paseos y de un buen pescado al horno.
Lisboa es una capital histórica, un popurrí con un carácter y un encanto fuera de lo común, donde 800 años de influencias culturales diversas se mezclan con las más modernas tendencias y estilos de vida, creando contrastes verdaderamente espectaculares.
En esta serie de fotografías se refleja un poco de Lisboa a los ojos de Víctor Gómez: simpática, monumental, decadente, curiosa, y siempre amable.