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sábado, julio 27, 2024
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Qué difícil fue visitar Berlín 

En algún momento del viaje hay reflexión. Hay silencios, hay preguntas sin resolver, hay suposiciones pero, por lo general, hay satisfacción, alegría, a veces hasta júbilo por sentir el presente que te da el estar de viaje. Ese sentimiento de descubrimiento ¡me encanta! Pero lo que me pasó en Alemania fue nuevo. ¡Fue difícil visitar Berlín! 

Después de los museos, de las visitas obligadas de esa primera capa turística, visitar Berlín me dejó un sabor de boca que no había experimentado. Un sentimiento que incluso calló pensamientos. ¿Te ha pasado que vives experiencias que te desconciertan tanto que no sabes cómo reaccionar? Que necesitas tiempo para digerir y entonces saber qué has vivido. 

Caminé por todo aquello que hace el viajante primerizo, anonadada por las capas y capas de historia. Pero si en Italia las capas de historia están llenas de arte, el suroeste de México de culturas indígenas, en Alemania están llenas de guerras. Visitar Berlín y hacer ese recorrido me apachurró el corazón. 

Visitar Berlín y descubrir el turismo bélico

Turismo de guerra en Berlín | Fotos: Arlene Bayliss
¿Que tal una máscara de gas como recuerdo de visitar Berlín? |Fotos: Arlene Bayliss

Berlín era una pequeña población de pescadores y cazadores. Le tomó un siglo pero se convirtió en la capital del estado de Brandeburgo, sin embargo llegaría la Guerra de los Treinta Años y todo aquello se derrumbó. Más tarde llegó el reino persa y la ciudad volvió a florecer, pero no por mucho tiempo porque llegó otro enfrentamiento, la Guerra Franco-Prusiana, aquí Berlín vuelve a ser capital pero ahora del Imperio Alemán. La dinastía de los Hohenzollern cayó con la derrota de Prusia en la Primera Guerra Mundial, y llegó el nazismo, llegó la Guerra Fría, se levantó el Muro de Berlín … ¡Segunda Guerra Mundial y Berlín destruida otra vez!. 

Visitar Berlín fue descubrír el turismo bélico. Y no hubo un día del viaje que no se removiera el sentimiento de confusión y tristeza. Cada parada fue un constante golpe de una realidad histórica que, aunque del pasado, de pronto también tenía destellos con el presente. ¡Escalofríos me daban!  

Como si esto no fuera suficiente, el efecto redes sociales también me golpeó. ¿Foto detrás de un monumento que representa las muertes? ¿la guerra? ¿Selfie hasta en un campo de concentración?

El pasado bélico transformado en puntos de free tours

La Puerta de Brandenburgo de Berlín, uno de los principales iconos de la capital alemana y símbolo del triunfo de la paz sobre las armas. Inaugurada en 1791.

La Puerta de Brandenburgo es todo un símbolo de la ciudad. Fue una puerta al “Nuevo Berlín”, una de las 18 entradas de la muralla. Y le costó pero ha sobrevivido a períodos muy oscuros. Por ejemplo, durante la época del muro quedó en tierra de nadie sin acceso del este ni del oeste. Fueron necesarias al menos dos décadas y la caída del muro de Berlín para que esta puerta se convirtiera en un monumento. Y entonces llegó el turismo, las redes sociales, y ya es un escenario en el viaje de millones de personas que visitan Berlín. ¡Una de sus postales! 

Como Checkpoint Charlie. Hablamos de un punto fronterizo que llegó a ser el lugar más caliente de la Guerra Fría, pero ahora es un lugar para visitar y por supuesto, tomarse la foto con el McDonalds de fondo. Recuerdo a un par de niños fotografiándose con los guardias de la caseta, después llegó una pareja, le siguió un grupo de amigos … ¡Esto es una simulación horrible, pensé! Recuerdo un bar en la esquina que estaba ambientado en la playa, ¡todo el interior de arena! ¿Un mojito en Berlín? ¿Qué hace aquí una tabla de surf? 

Seguí, y seguí encontrándome con más pasado bélico. 

El parque Tiergarten, el pulmón verde de Berlín y uno de los parques urbanos más importantes del mundo, en vez de recorrerlo a través de lagos, áreas infantiles, fuentes recreativas, aquí es memorial tras memorial. Como la Columna de la Victoria con cuatro relieves de bronce que muestra las tres guerras, o el Monumento Soviético, que conmemora a los soldados que lucharon por liberar a Europa de los nazis; bajo las columnas yacen cerca de dos mil soldados del Ejército Rojo. O el Monumento a los gitanos europeos asesinados en el holocausto, o  los dos primeros tanques del ejército soviético que entraron en Berlín en 1945. En los tiempos de Hitler, la calle principal que atraviesa el parque era el lugar de los desfiles militares. Durante la guerra también fue pista de aterrizaje y más tarde, se convirtió en la Calle del 17 de junio, en memoria de las víctimas de una revuelta ocurrida en la Alemania Oriental.

El parque es un libro de historia bélica en sí mismo. Como lo es la ciudad. 

El pasado no se olvida en Berlín

Iglesia Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche en Berlín
La iglesia evangélica luterana Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche (literalmenta “iglesia en recuerdo del emperador Guillermo”), conocida como Gedächtniskirche (iglesia del recuerdo), que está en la plaza Breitscheidplatz, que tras ser destruida en la Segunda Guerra Mundial, se ha conservado en estado de ruina como memorial. |Fotos: Arlene Bayliss

La Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm que quedó destrozada por las bombas de los ataques durante la Segunda Guerra Mundial, está así desde entonces y ese es su atractivo. 

El Monumento a los judíos de Europa asesinados es impresionante, ¡es hermoso!, pero es una belleza dolorosa de 2.711 bloques de hormigón de diferentes alturas en memoria de personas asesinadas por ser judías. Es uno de los episodios más oscuros de la humanidad. 

En Bebelplatz hay un enorme cristal donde se ven unas estanterías vacías. Representa La Quema de Libros de 1933, de cuando un grupo de estudiantes quemó libros que consideraban iban en contra del espíritu alemán. Libros de Albert Einstein, Sigmund Freud, Heinrich Heine, Émilie Zola o Karl Marx. 

Cerca de Postdamer Platz hay unos paneles detrás del Sony-Center, que recuerdan que allí estaba el Tribunal del Pueblo. En él fueron condenadas a muerte casi 5 mil personas; fue donde se llevaron a cabo los juicios contra los conspiradores de la operación “Valquiria”. 

¡Berlín es denso en historia bélica! Menos mal que las artes han ido transformando el dolor en memoriales, esculturas, murales. ¿También habría que darle las gracias a las redes sociales? 

El muro de Berlín transformado en galería 

Murales del muro de Berlín
El muro original tenía una longitud de 144 km, hasta que fue derribado en el año 1989. Hoy es East Side Gallery, 1.3 km de muro con 103 murales pintados en los años 90 por artistas.

Junto al río Spree se encuentra el muro de más de 1,300 kilómetros convertido en la mayor galería al aire libre del mundo. Decenas de artistas de más de una veintena de países han dejado su huella, del lado oriental, como un homenaje a la libertad y a la esperanza por un mundo mejor que se produjo al terminar la Guerra Fría. 

East Side Gallery para pasear en bicicleta, para declarar amor eterno, para posar así como que no me doy cuenta. 

Viniendo de Tijuana, una ciudad que tiene como apellido un muro fronterizo, reflexiono en cómo el punto del muro de Playas de Tijuana se ha llenado de murales y de distintas manifestaciones artísticas. También se ha convertido en un fondo para la foto, de escenario de videos musicales, de películas, incluso los periodistas hacen ahí sus transmisiones para la televisión. ¿La frontera de México con Estados Unidos algún día se convertirá en una galería? Lo cierto es que podría ser más alta, más gráfica, pero no creo que sea destruida.  

Visitar un campo de concentración en Berlín 

Pero lo más duro estaba por llegar en Berlín. Son 29€ por visitar un campo de concentración. Estar ahí, oler, tocar y hacerse una horrible idea de lo que fue, de lo que vivieron 200 mil personas en el Campo de Concentración de Sachsenhausen

En los campos de concentración encarcelaban y eliminaban a los “enemigos del estado”. Y para los nazis eran comunistas alemanes, socialistas, social demócratas, gitanos, testigos de Jehová, homosexuales y clérigos cristianos. ¡Difícil librarse! 

Estar aquí no es como estar debajo de la Torre Eiffel y brindar. No te emocionas, no sientes alegría, no te sientes maravillado por estar en París. Sin duda, la ilustración que se presenta, el memorial que se expone en este campo de concentración no te deja indiferente. Sientes la vibra de las celdas de castigo, de las huellas de las torturas, de los crímenes médicos, del encierro, del hambre, del miedo. 

Y aquí también había personas tomándose fotos: buscando la luz, buscando la pose, ¡posando y sonriendo! ¡La guerra atrae! ¿Será porque cuesta entenderla? 

El auge del turismo de guerra 

Souvenir de Berlín
Puede que no hayas escuchado del turismo bélico pero cuando visitas Berlín entiendes que hay personas que se sienten atraídas por la guerra. |Fotos: Arlene Bayliss

A pesar de todo lo que supone y representa la guerra, a pesar de tener grandes imágenes de violencia, dolor, sufrimiento, muerte y destrucción, las guerras generan atracción. No por nada encontré manteros o vendedores ambulantes ofreciendo máscaras de gas como souvenirs. No por nada seguimos viendo nuevas producciones cinematográficas y editoriales sobre la Segunda Guerra Mundial, sobre Hitler y el holocausto. No por nada existe el turismo bélico, existen rutas en Europa y por supuesto en Berlín y el resto de Alemania. 

Supongo que es, al mismo tiempo, ¿turismo cultural? ¿Será la dificultad para concebir la guerra el factor atractivo? ¿Por qué nos gustan los programas y los libros de crímenes?¿Es una búsqueda por comprender? 

Cuando viajo leo. Leo antes, leo durante y leo después. Pero eso también fue diferente con Berlín. No quería leer más, quería salir del estado en el que me había metido y buscar otro. Como cuando veo una película o serie que me pone tensa, inmediatamente tengo la necesidad de buscar comedia, de cambiar de estado de ánimo, eso quería con Berlín. 

Fue difícil visitar Berlín pero es más difícil comprender nuestra historia. Ojalá los memoriales, los monumentos, los museos, las exposiciones, el muro, ojalá perduren la razón de su origen, la razón o la falta de ella para no repetir la historia. Pero mientras escribo sobre mi visita a Berlín, en pleno 2022 no solo se vive una guerra entre Rusia y Ucrania, también se vive una guerra en Afganistán, en Etiopía, Yemen, Haití, Israel y Palestina, entre otras. Pasados unos años, ¿también se convertirán en rutas de turismo bélico? 

Qué difícil es comprender (nos)

Arlene Bayliss
¡Ahorita Vengo! Eso dijo en su casa y no ha vuelto. De Tijuana en Barcelona. Comunicación y periodismo de viajes.
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