Turín ha sido históricamente una ciudad de gran importancia industrial para Italia. Al llegar allí y terminar un recorrido, que incluye los principales sitios de interés turísticos, la necesidad por conocer esta base industrial, atrae a recorrer lugares menos transitados por los visitante, pero con mayor valor histórico. Entre columnas de hierro de más de 20 metros de altura, grafitis, zonas verdes y escenarios deportivos de diferentes índoles viven en el Parque Dora, uno de los cimientos más importantes de Turín.
Este parque, que toma su nombre del Rio que lo flanquea, fue el anterior hogar de la acería de Fiat y la fábrica Michelin, dos empresas de gran importancia económica en Italia, que fueron afectados por eventos históricos como la Segunda Guerra Mundial y la Huelga de marzo de 1943. Desde la distancia, las imponentes columnas de hierro, de color rojo oxidado, son las primeras en ser avistadas. Estas son el esqueleto de la acería y la entrada a este lugar que abarca más de 456.000 metros cuadrados y donde, hasta los años noventa, estas fábricas funcionaban.
Construcciones con formar que mezclan el arte y el deporte. En algunas zonas se refleja el paso de los años y uno que otro deje rústico del lugar; son sólo una previa de lo que allí se encuentra. Bigas metálicas, a la distancia se observan la torre de refrigeración, los tanques de lodo y canales de agua que hoy se usan para recoger aguas lluvia, con la que, posteriormente, se riegan las zonas verdes. Lo que ha convertido al parque en uno de los espacios sostenibles más grandes de la ciudad.
Para comenzar el tránsito por este lugar, se puede realizar una visita al ras del suelo, donde se encuentran los escenarios deportivos y espacios culturales, o a través de una pasarela que realiza un corte transversal en el lugar y que da una vista aérea del mismo. Desde allí, las personas a la distancia se ven como pequeños figuras que van de un lugar a otro, transitando los diferentes ambientes que ofrece este lugar. En su momento, esa visión de las personas se hacía presente desde las zonas altas de la fábrica de Fiat, ubicada allí mismo.
Inaugurada el 15 de mayo de 1939, en presencia de Benito Mussolini. En los años posteriores, la acería tomaría un gran protagonismo, al ser esta materia prima en el proceso de construcción de las modelos como el Fiat 500, primer de su marca, conocido tradicionalmente como Fiat Topolino; un auto descapotable, de dos puertas y con rejillas verticales en su frente, que podía alcanzar una velocidad máxima de 85 kilómetros por hora.
El rio Dora Riparia, que para algunos podría pasar desapercibido, es otro de los elementos importantes en el sector, no solo por ser fuente de agua para la zona verde sino, además, por hacer parte del proyecto Turín Ciudad del Agua, un camino peatonal que unirá esta zona industrial con el resto de la ciudad. Esto busca integrar las zonas turísticas, con estos sectores que buscan atraer a los viajeros a la historia de la ciudad. Por la extensión del espacio, aglutina de forma esporádica una gran cantidad de personas que vienen a presenciar los distintos conciertos. Uno de los más conocidos es el A Summer Story, donde se han presentado artistas de la talla de Armin van Buuren.
Hace 73 años que en este mismo lugar, el aglutinamiento se generó con otra finalidad. Más de 100.000 trabajadores de movilizaron para generar la primera gran rebelión de clase en Turín, una huelga que se extendió por todo el norte de Italia, que hoy se conoce como la huelga de marzo de 1943 la cual dio comienzo a la caída del régimen fascista en este país. De la zona industrial permanecen también los tanque cilíndricos, hoy decorados con puntura de colores que, al verse desde la pasarela, en el lugar indicado, dan la sensación de ser sombreros de copa de diferentes colores. Allí está la plantas de tratamiento de aguas y jardines productos de las mismas.
El característico mural fue inaugurado el 30 de enero de 2015 con dedicatoria para Bobby Sands, por el 25 aniversario de su muerte. Todos sus detalles son símbolos del activista irlandés: una jarra de cerveza, tres sombreros irlandeses colores verde, blanco y naranja, un arpa, una cruz celta, tréboles y el lirio de pascua.
El parque está iluminado por luces led de colores ubicadas en la pasarela, en el techo de la nave y en las torres de evaporación, generando, aun en la noche, un aspecto colorido al lugar. Aún hasta esta hora las personas hacen deporte en los diferentes espacios dispuestos para ello.
Pese a que el lugar ha sido intervenido por artistas urbanos, quienes han usado sus paredes y suelo como lienzo, en los espacios rústicos que aun no han sido usados, se conservan partes de la estructura original. Las antiguar rocas, de considerable espesor, han soportado situaciones como los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, que generaron la destrucción parcial de la zona industrial y su posterior reconstrucción en 1958. Al terminar la guerra, esta fábrica fue el motor de desarrollo de la ciudad.
Y pensar que durante más de medio siglo las fabricas continuaron funcionando en esta zona, tras su reconstrucción, hasta los años 90’s, cuando por movilidad y cercanía con el rio, decidieron trasladarse. Entonces, el resultado de este parque fue producto de una licitación pública internacional que comenzó en el año 2004, pero que fue presentado hasta el 2007, por motivo de la celebración de los 150 años de la unificación de Italia.
Hoy, este espacio no es únicamente un homenaje al quehacer industrial de la zona, el Parque Dora se ha convertido en un espacio de transformación urbana, generando la segunda zona verde más grande de la ciudad, después del Parque Pellerina. Es un ejemplo de cómo un espacio de esta índole, puedes convertirse en la base para el desarrollo deportivo, cultural y ambiental de una ciudad.