El levantamiento de piedras es una tradición en el País Vasco, una costumbre que refleja su historia y que incluso, es un deporte. También conocido como la sokatira o el arrastre de bueyes, se basaban y se basan en apuestas. Así que lo que empezó en las zonas rurales como un juego, ahora forma parte de la cultura vasca.
En Urdaneta, uno de los once barrios que conforman el municipio guipuzcoano de Aia, se encuentra la familia Izate, que se empeña en mantener viva esta tradición.
La saga de la familia Izeta por el deporte vasco
Jakes, con su mirada tímida y pícara de un chico de 13 años, nos esperaba ilusionado por poder mostrarnos la pasión deportiva vasca que se ha mantenido por cuatro generaciones. Ya nos advirtió el orgulloso abuelo, José Ramón Iruretagoiena, que las técnicas que maneja el benjamín de la familia son de avalar, pues pocos deportistas profesionales las han alcanzado. Incluso él, con varios premios a sus espaldas y un gran reconocimiento en el País Vasco, se queda sorprendido por las habilidades que muestra su nieto.
“No se trata sólo de levantar piedras o cortar troncos, hay que saber cómo hacerlo”, nos cuenta Iruretagoiena. Que además de enseñar a su nieto, lo hace a otros jóvenes que quieren aprender y formarse. Lo hace en la escuela de deporte rural vasco.
De esta forma, Aia asegura mantener viva la tradición y cultura que tanto le caracteriza.
El lugar donde abundan las hayas, corazón de Aia
Pero no sólo es la familia Izeta quienes procuran mantener viva la esencia de Aia. Amaia vive la misma pasión que Jakes pero en el Centro de Interpretación de Iturraran, puerta de entrada al Parque Natural de Pagoeta.
Pagoeta en euskera significa “lugar donde abundan las hayas”. Por ello, el mayor tesoro del parque es el contacto con la naturaleza vasca: Robles, arces, flora mediterránea, brezos, coníferas, olmos y nogales; mitres, cerezos y palmeras son los habitantes del parque.
“Los viajeros visitan Aia por su tranquilidad. Un pueblo que no llega a 2.000 habitantes invita a leer, pasear, comer bien… Y disfrutar de la diversidad de paisajes, ya que el mar y la montaña están a escasos kilómetros de distancia”, nos cuenta Amaia.
Vuelta al mundo en el jardín botánico de Pagoeta
“Pero, sin duda, todos”, comenta Amaia, “se quedan prendados del jardín botánico que Paco Garín confeccionó para nosotros”. Un museo al aire libre con una colección de árboles, arbustos y plantas de diferentes de la geografía mundial.
“Tal es el éxito del jardín botánico”, explica Amaia, “que el último fin de semana de abril organizamos la Feria de Plantas de Colección. Un evento muy significativo para la visualización de Aia en el mapa.
Complejo Ferro Molinero de Agorregi
Kandido, por su parte, se empeña en no borrar las huellas del pasado. En hacernos partícipes de la época dorada para la industria de la elaboración del hierro.
Tres elementos son los que se necesitaban para poner en marcha un oficio que marcó la economía vasca durante siglos: mineral de hierro, carbón vegetal y agua. Piezas de puzzle que Aia tenía y supieron aprovechar.
El complejo ferro molinero de Agorregi es considerado como una de las mejores obras de ingeniería hidráulica en materia de funciones. Por ello, Kandido, cada vez que pone en funcionamiento el inmenso martillo que golpea y modela el metal y al enorme fuelle para avivar el fuego, es consciente de su privilegiada situación.
La tradición de Aia también se vive en la cocina
Amaia además, comparte con su padre, Karlos Arguiñano, el amor por su tierra. Ambos trabajan en la bodega de txakoli K5, un proyecto enológico del popular cocinero y cuatro amigos más.
Un sueño cumplido que se ha hecho realidad en forma de botellas K5 y KPilota, dos txakolis con Denominación de Origen Getariako Txakolina criados en un terreno de vides 100% Hondarribi Zuri, una uva autóctona.
La mayor recompensa para Amaia es cuando llega la hora de la cata, cuando afloran las sonrisas y la aprobación del trabajo bien hecho.
Dicen que pusieron el punto de mira para emprender su negocio en Aia, cerca del municipio costero de Zarautz, por su clima excepcional y fantástico suelo. Pero ni Amaia, ni Karlos nos engañan, eligieron Aia porque la bodega ofrece una de las mejores panorámicas de la costa guipuzcoana.
Aia, finalista de la Capital del Turismo Rural
La personalidad tan marcada ha permitido que Aia forme parte de los 10 pueblos finalistas para proclamarse Capital del Turismo Rural 2021. Una iniciativa que tiene como finalidad dar visibilidad a los municipios que apuestan por el turismo rural.
Apuesta, como Aia, centrando su carta de presentación en cuatro pilares: cultura, naturaleza, patrimonio y gastronomía. Pilares que han sobrevivido de generación en generación.