Un tatuaje ruso, varias caídas, dos cadenas de transmisión, tres sobornos, tres días de fiebre en Kazajistán y cinco roturas de chasis. Problemas para comunicarse, problemas con la comida, con el presupuesto y videos, un monton de videos de dos meses de viaje en moto de Barcelona a Mongolia. Éste es el viaje de más de diez mil kilómetros en una antigua Yamaha de 250cc. de Ricardo Fité, profesor catalán de educación física.
“Antes de llegar a Mongolia la moto fue perdiendo las suspensiones y amortiguaciones, así que al llegar, el chasis se iba partiendo casi a diario y había que parar a soldarlo cada vez que era necesario. A pesar de los contratiempos de salud, el escaso presupuesto y la falta de bagaje en este tipo de viajes, sin duda supuso una gran experiencia». Fité produjo un documental con la ayuda de su hermano en el que mostró su aventura en moto hasta Mongolia. Más tarde, autopublicó su primer libro: No le digas a la mama que me he ido a Mongolia en moto (2015).
Aquella ruta que inició en Barcelona, pasó por Francia, siguió por Suiza, Alemania, llegó a República Checa, continúo por Polonia, por Ucrania, Rusia, Kazajistán, Uzbekistán y finalmente Mongolia, estuvo marcada por las anécdotas de lo que implicó para Ricardo este viaje en motocicleta: “La moto va en punto muerto y, por más que doy gas o trato de bajar marchas, no responde. Por suerte, los frenos sí que funcionan y consigo detenerme en mitad de la pista. Paro el motor y doy un vistazo a mi alrededor. Hay poco que ver, estoy en la mitad del desierto de Mongolia y lo único que se oye es el sonido de mis movimientos”. A estas alturas, la mamá de Ricardo ya se habrá enterado de las aventuras y las situaciones a las que se enfrentó su hijo durante el viaje, mientras ella pensaba que estaba en no sabemos dónde.
A partir del libro y con ese espíritu de libertad que liberan sus historias, Ricardo decidió seguir. Él regresaba a casa a saludar a la mamá pero no tardaba en irse, no sabemos qué le decía, pero incluso vivió en otras ciudades, en otros países: “No quería volver atrás. Seguí viajando y me fui al norte de Rusia y Noruega. Acabé viviendo en Estocolmo dando clases de español y catalán. Ahora escribo más y escribo durante el viaje”. Volvió a irse a Tayikistán, después a Vladivostok, y parece que disfrutó con Rusia porque confiesa que siempre regresa. Las carreteras, los bosques, ese gran paisaje de un extenso territorio en moto. “Los rusos son serios pero también ríen”.
“Viajar en moto me lleva a vivir todo mucho más en directo”
Ricardo pasó de viajar en moto para participar en un rally a viajar en moto y escribir sus propias aventuras. Y, mientras hoy la experiencia del viaje la podemos ver en directo desde cualquier red social, podemos viajar y seguir en la misma ciudad de la que partimos, incluso nuestro instagram se ha convertido en la versión digital del álbum de fotos, Ricardo, en cambio, es el tipo de viajero soñador y romántico que viaja en sentido contrario:“Toda la parte de incertidumbre que existe al viajar se ha perdido, no existe. Cuanto más evolucionamos más se pierde. Si ahora mismo quiero ir al campo de base del Everest en moto, puedo encontrar a personas que han ido, que lo cuentan, que dan consejos y que los puedes contactar. ¿Dónde quedó el romanticismo? Yo viajo y dejo atrás mi vida. Estamos más preocupados de la calidad de la moto, de llevar una suspensión electrónica, de no sentir los baches, con cascos que reducen los sonidos. a mi me gusta escuchar y sentir mientras voy en la moto”.
El segundo libro son cinco historias de verano en cinco capítulo. “Intento transmitir anécdotas divertidas, me lo paso muy bien. En el libro cuento lo que viví y sólo busco compartir una forma de viajar. Viajo en moto y solo necesito un saco de dormir, camisetas de recambio, cosas para cocinar y herramientas, y lo demás es la gente, la gente tiene ganas de conocer a gente”. Creemos que la mamá de Ricardo ya está enterada de todo y del hijo que tiene, un viajero.
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Muchas gracias Arlene y todo el equipo de viajeconescalas.com un fuerte abrazo desde Suecia. Que sigamos viajando más y más lejos y que podamos volver a esta web para contarlo y compartirlo.
Ricardo.
Que vivencia y experiencia tan maravillosa , imagino las aventuras que en su momento pudieron representar angustia y al contarlo se siente satisfacción y te da esa risita solo de recordar, felicidades por el viaje que me hicieron vivirlo !!!