Sé que asegurar que la plaza más bonita de Barcelona está en La Sagrera puede crear controversia, pero me voy a explicar. Sin duda hay varias razones para semejante afirmación, y no es porque sea precisamente la plaza de mi barrio, la plaza que me queda en la esquina, la que cruzo cuando voy al metro, en la que puedo comer pizza, tapear, tomar una caña con el sol de tarde, o sentarme en una banca a ver el relajo que montan los niños y las niñas cuando salen de la escuela.
En realidad su belleza radica en su arquitectura sí, pero sobre todo en su cotidianidad, en cómo va cambiando de acuerdo a la hora del día, el día de la semana y la temporada del año. Pero te preguntarás, ¿cómo son las otras plazas?
En Barcelona existen cinco plazas porticadas: Plaza de Vicenç Martorell, Plaza de la Boquería, Plaza del Mercadal, Plaza Masadas y Plaza Real. Pero sólo las tres últimas lo están completamente con esa apariencia cuadriculada rodeada de arcos y lámparas forjadas en hierro, en algunas hay una fuente.
La Plaza Real de Barcelona
La más famosa es Plaza Real. Está en la lista de sitios que tienes que visitar si viajas a Barcelona, cerca de la Rambla en el barrio Gótico, llena de restaurantes, terrazas, discotecas, y además, es hermana de Plaza Garibaldi de la Ciudad de México; sus farolas fueron diseñadas por Antoni Gaudí, es decir, es una plaza con historias desde 1850, ¡es la plaza de Barcelona!
La Plaza Real es llamada así en honor a los Reyes Católicos. Nació en donde se encontraba el convento de los Capuchinos de Santa Madrona, y desde su origen fue diseñada para el paseo y el ocio de la burguesía catalana. Hoy la llenan y disfrutan los turistas aunque no precisamente de la burguesía internacional. Está inspirada en las plazas neoclásicas de Francia y es obra del arquitecto Daniel Molina, que llegó a ser arquitecto municipal de Barcelona. Durante muchos años circulaban coches por la plaza hasta que en 1982 se plantaron palmeras y se convirtió en un espacio meramente peatonal.
Quizá, el precio de ser tan especial e importante ha sido perder su cotidianidad local. Si vives en Barcelona, a menos que trabajes en la plaza o recibas visitas y los lleves a conocer Plaza Real, no pisas este lugar tan emblemático. Puede ser que la cruces para ir de un sitio a otro pero sentarse, pasear, comer, tomar un café o buscar una terraza y leer, no es común ni para los nómadas digitales. Es la plaza más turística de las tres y para prueba que en este barrio, el 50% de las viviendas está destinada al alquiler turístico.
La Plaza del Mercadal de Sant Andreu
A finales del siglo XIX el ayuntamiento de Barcelona impulsó una iniciativa para dotar de mercados techados a los barrios de la ciudad, sobre todo para controlar la venta informal. Cuando Sant Andreu Palomar dejó de ser un municipio y se convirtió en el noveno distrito de Barcelona, la plaza fue el hogar del mercado, convirtiéndose así en la Plaza del Mercadal de Sant Andreu.
Esta idea también la tiene el Mercado de la Boquería, que lo abraza la plaza de la Boquería pero que los portales no están alrededor sino en dos laterales y que no se aprecian, mucho menos desde su entrada y desde que es uno de los lugares más visitados de la ciudad. Sus portales pasan desapercibidos.
En cambio, los portales de la Plaza del Mercadal de Sant Andreu están completos y abrazan al mercado. Y al ser un punto de la ciudad que no es ni céntrico ni turístico, ha mantenido mucho los aires de pueblo. Esta plaza es, sin duda, una oportunidad para imaginarse cómo era la vida en aquellos tiempos. Pero la Plaza del Mercadal no está abierta sino ocupada por el mercado. Esto hace más fuerte mi argumento.
La Plaza Masadas de La Sagrera
No muy lejos de la Plaza del Mercadal de Sant Andreu, en el barrio vecino de La Sagrera está la Plaza Masadas. Una plaza construida sobre los terrenos del abogado Pacià Masadas, de ahí su nombre. Fue un barrio que tardé muchos años en descubrir pero que cuando lo visité por primera vez pensé: ¡esta es la Barcelona más verdadera! Me enamoraron sus calles peatonales, sus naranjos, sus casas pequeñas, las calles empedradas y peatonales, el lago del Parque de La Pegaso y sobre todo, su plaza.
Muchos barceloneses no lo saben pero yo lo veo clarísimo: La Plaza Masadas de La Sagrera es la plaza más bonita de Barcelona. Es una plaza sin turistas, incluso sin todos los espacios comerciales ocupados. La fuente no está forjada por ningún diseñador reconocido, es una fuente que pasa más tiempo del año apagada que encendida, pero la plaza y sus árboles que la acompañan son un tragaluz para el barrio.
Cada dos semanas se instala el mercado de frutas y verduras de proximidad por la mañana, hay conciertos al aire libre en primavera y otoño, en época de fiestas aquí llegan los castellers y correfocs; es un palpitar de la vida de barrio que hasta las manifestaciones pasan por aquí.
La Plaza Masadas de La Sagrera es el patio de las escuelas que están alrededor y que molesta tanto a los vecinos por el ruido que provocan. En la plaza puedes sentarte en la terraza sin que te digan que está reservada, sin que tengas que esperar 30 minutos para sentarte y comer, incluso si no sabes los horarios de los pocos bares que hay, te desconcierta verlos cerrados; es una plaza donde los árboles te dicen en qué temporada del año estás, y los abuelos o los niños te recuerdan la hora del día.
La Plaza Masadas también tuvo un mercado cubierto pero en los años noventa fue retirado y con ello fueron los residentes que hicieron suyo este espacio público. En vez de turistas te encuentras algunas mañanas a estudiantes de la escuela de arte que buscan la luz, la profundidad y los detalles de las sombras de las farolas y los arcos. En vez de botellones, por la noche hay silencios y ecos, apenas uno o dos locales abiertos.
Es tan especial que no tiene ni ficha en wikipedia, y en eso radica su belleza, en su autenticidad. Es una plaza común y corriente, con muchos momentos de soledad que la convierten en un pétalo que aún no se cae en una Barcelona cosmopolita y en constante crecimiento y transformación.
Todo esto seguramente cambiará cuando se inaugure la nueva estación de tren La Sagrera y que llevará a todo el barrio a una metamorfosis. Pero mientras ese día no llegue, la Plaza Masadas de La Sagrera será la plaza más bonita de Barcelona, por auténtica, por ser el lienzo en blanco de la gente del barrio. ¿No es eso lo que buscas cuando viajas? ¿Mezclarte y entrar a la cotidianidad de una ciudad? Eso lo encuentras aquí, en este barrio y en esta plaza.
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