Mi primera experiencia celebrando el Día de Muertos llegó cuando tenía 28 años, mientras vivía en la Ciudad de México. Una amiga me invitó a Mixquic, y nunca antes había presenciado nada similar. Apenas había llegado a las cercanías del cementerio cuando me di cuenta de que las calles estaban abarrotadas de estacionamientos improvisados y puestos de comida, donde se ofrecían calaveritas de azúcar, flores, velas y música. Pero una vez dentro del panteón, todo cambió por completo. El Día de Muertos en México se vivía plenamente entre los difuntos, con el aroma a velas y flores impregnando el aire, la música resonando en el fondo y las familias abrazando las tumbas de sus seres queridos.
Siendo originaria del norte de México, donde la influencia de Estados Unidos es fuerte y Halloween a menudo prevalece, he observado cómo mi región, y particularmente mi ciudad natal, Tijuana, está comenzando a valorar como nunca antes sus raíces y tradiciones mexicanas. A pesar de que las ciudades del norte son jóvenes, con apenas unos 135 años de historia, cada vez más personas en Tijuana están redescubriendo y apreciando sus raíces y tradiciones mexicanas.
Pero también me he dado cuenta que somos muchas las personas que no conocemos el origen de esta tradición. ¿Cómo nació? ¿Por qué se celebra el 1 y 2 de noviembre? ¿Qué es eso de los altares de muertos y quién es la catrina?
Cuál es el origen de celebrar a los que ya no están
El Día de Muertos es una festividad con profundas raíces en la rica historia prehispánica de México, que se fusionó con las tradiciones católicas traídas por los españoles durante la colonización. Aunque se celebra en todo México, sus raíces son más profundas en el centro y sur del país, en particular en los estados de Oaxaca, Michoacán y Puebla.
Los antiguos mexicanos, como los aztecas y los mayas, tenían una visión única de la muerte. Para ellos, la muerte no marcaba el fin, sino una transición a una vida después de esta. Esta cosmovisión se manifestaba en rituales que honraban a los difuntos y en festividades que se llevaban a cabo en diferentes épocas del año. La festividad que eventualmente se convirtió en el Día de Muertos solía celebrarse en el noveno mes del calendario solar azteca, cerca del inicio de agosto.
Pero, con la llegada de los españoles, estas fiestas prehispánicas se fusionaron con el Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, celebrados el 1 y 2 de noviembre, respectivamente, en la tradición católica. Esta mezcla dio origen al Día de Muertos en México tal como lo conocemos hoy, con una profunda influencia tanto indígena como española.
Altar de muertos: recordar es no olvidar
El Día de Muertos es una celebración llena de simbolismo y tradiciones arraigadas en la creencia de que, durante estos días, los espíritus de los difuntos regresan al mundo de los vivos para reunirse con sus seres queridos. La festividad generalmente comienza el 31 de octubre y se extiende hasta el 2 de noviembre.
Uno de los elementos más icónicos de esta celebración es el altar de muertos dedicado a los difuntos que suele incluir fotos de los seres queridos que han fallecido, así como objetos personales, comida, bebida y calaveritas de azúcar. Las calaveras de azúcar son elementos decorativos que se utilizan para honrar a los muertos y se decoran con los nombres de los difuntos.
Las ofrendas a los difuntos suelen incluir alimentos tradicionales mexicanos como tamales, mole, pan de muerto y calaveras de azúcar, así como bebidas como el mezcal y el atole. Además, las flores, especialmente el cempasúchil (marigold), se utilizan para decorar los altares y las tumbas, ya que se cree que su aroma guía a los espíritus hacia el altar.
Las familias se reúnen en los cementerios para limpiar y decorar las tumbas de sus seres queridos. Esta es una parte esencial de la celebración, ya que se cree que al hacerlo se honra y se muestra respeto por los difuntos. Las tumbas se iluminan con velas y se rodean de flores de cempasúchil, creando una atmósfera de belleza y serenidad.
Otro elemento característico de la celebración es el papel picado, que se utiliza para decorar altares y tumbas. El papel picado suele ser de colores brillantes y se corta en patrones elaborados, que pueden representar calaveras, flores o figuras religiosas.
Y no puede faltar un personaje…
La Catrina: Símbolo del Día de Muertos
La Catrina es uno de los iconos más emblemáticos del Día de Muertos en México. Este personaje es una figura esquelética vestida elegantemente con un sombrero y ropa de la alta sociedad del siglo XIX. Su origen se remonta al artista mexicano José Guadalupe Posada, quien creó la imagen de La Catrina a principios del siglo XX como una sátira de la aristocracia mexicana de la época.
La Catrina, que significa «mujer elegante» en español, representa la idea de que la muerte es un igualador de todas las personas, sin importar su estatus social o riqueza. Esta figura se ha convertido en un símbolo de la festividad del Día de Muertos, recordándonos que, en última instancia, todos enfrentamos la misma realidad en la muerte.
Pero también, con el paso del tiempo, La Catrina ha perdido quizá, ¿su origen? ¿Ha evolucionado a un símbolo del Día de Muertos?
Día de Muertos y su transformación con el paso del tiempo en el mundo
A medida que la cultura mexicana se ha extendido por todo el mundo, la celebración del Día de Muertos ha comenzado a tomar raíces en otros países. En Estados Unidos, por ejemplo, muchas comunidades mexicano-americanas han llevado esta tradición consigo y la celebran de manera similar a como se hace en México.
Sin embargo, es importante destacar que, aunque la festividad se ha vuelto más global, cada país va adaptando su propia creencia o estilo. ¿Mantiene su autenticidad y significado? La esencia del Día de Muertos radica en el respeto y la conexión con los difuntos, y ¿no debe perderse en medio de la popularidad y las influencias externas?
El Día de Muertos ha experimentado una evolución a lo largo de los años, y una de las influencias más destacadas en su transformación ha sido la película animada «CoCo». Esta película de Disney-Pixar, lanzada en 2017, se convirtió en un fenómeno mundial y desempeñó un papel importante en la popularización de esta festividad mexicana.
Si bien «CoCo» fue elogiada por su representación respetuosa y hermosa de la cultura mexicana y el Día de Muertos, también generó debates sobre la apropiación cultural y la comercialización de la tradición.
La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos.
Antonio Machado
La relación entre el Día de Muertos y Halloween también ha sido objeto de debate. En algunos lugares, como los Estados Unidos, donde la cultura mexicana es cada vez más influyente, se ha producido una mezcla de ambas festividades. Esto se ha traducido en disfraces que combinan elementos de ambas tradiciones y en la inclusión de elementos del Día de Muertos en las celebraciones de Halloween.
¿Esta mezcla es inofensiva y puede enriquecer la comprensión de ambas festividades o se está perdiendo la verdadera tradición? ¿Esto es evolución cultural? La tradición sigue siendo una forma poderosa de honrar a los muertos y celebrar la vida, y habría que cuestionarnos hasta dónde se puede mantener su autenticidad y significado en medio de la creciente popularidad y las influencias externas.
Un claro ejemplo es cómo el Día de Muertos se ha difundido en otros países a través de la representación de La Catrina en forma de disfraz. La figura esquelética elegante se ha convertido en un disfraz popular para Halloween en muchos lugares, no solo en México. Las personas se visten como La Catrina, a menudo agregando su propio giro creativo al atuendo.
En estos disfraces, La Catrina es una representación estilizada de la muerte, y aunque puede parecer superficial, sigue recordándonos la importancia de honrar y recordar a nuestros seres queridos que han fallecido. Estos disfraces pueden servir como un recordatorio de la riqueza cultural de México y la belleza de una tradición que celebra la vida a través de la muerte.
Más que una fiesta, un recordatorio
El Día de Muertos en México, más que una mera fiesta, es un recordatorio de que la vida y la muerte a menudo bailan juntas en una celebración única. En esta tradición, nos reímos en la cara de la muerte y honramos a nuestros seres queridos de una manera que solo los mexicanos saben hacer. Pero, ¿qué ocurre cuando esta celebración se expande más allá de las fronteras de México? ¿Se mantiene su esencia?
A medida que la cultura mexicana ha viajado por todo el mundo, el Día de Muertos ha tomado nuevas formas y matices. Ya sea influenciado por una película animada o entrelazado con las festividades de Halloween, esta celebración ha evolucionado y se ha adaptado. Sin embargo, en lugar de temer la pérdida de su autenticidad, podríamos verla como una oportunidad para compartir nuestra riqueza cultural y la forma en que abrazamos la vida y la muerte.
Entonces, ya sea que estés en la Ciudad de México, Tijuana o Barcelona, el Día de Muertos nos desafía a reír, a celebrar y a abrazar la vida en todas sus formas. Después de todo, como buenos mexicanos, sabemos que, al final, la risa y el amor son las mejores respuestas ante la inevitable muerte. En cada calaverita de azúcar, en cada altar, y en cada calavera de La Catrina, encontramos un recordatorio de que nuestros seres queridos que partieron siguen viviendo en nuestros corazones. ¡Celebrando juntos la vida y la muerte!
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