Es seguramente un rincón en el mundo que se caracteriza por recordarte la minúscula parte que representas en el planeta. De esos lugares majestuosos que se imponen a tus propios pensamientos, que te silencian. Un espacio natural que está en México y que no se trata de un rincón desconocido y de difícil acceso, es un punto en el mapa famoso que todos los días recibe a visitantes de todo el mundo. Es tan representativo que su silueta forma parte del escudo de Chiapas.
Un grupo de siete viajeros visitamos el Cañón del Sumidero y efectivamente, ellos también sentían lo mismo que yo ante el paisaje. Les gustaba tanto la amplitud y grandeza como a mi, sintieron al igual que yo el entusiasmo por estar recorriendo semejante cañón, y también se quedaban callados ante las paredes de más de mil metros de altura de este espacio natural.
Pero todo esto se interrumpió cuando en el recorrido por las aguas del río Grijalva algo se interpuso en el camino: basura.
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Llegamos a estar tan atascados entre la basura, que el conductor en repetidas ocasiones limpiaba las aspas, les quitaba el escombro una y otra vez, aún así, no lográbamos avanzar más rápido, incluso nos pidió menearnos de un lado a otro para ayudarle a la lancha a salir del atascadero.
Una señora empezó a decirnos: izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda, derecha.
Se emparejó otra embarcación y avanzaba más rápido que nosotros. Tuve la sensación de verme reflejada en esa lancha, navegando entre basura, en la misma escena que nos encontrábamos y con las mismas expresiones de asombro.
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Este navegar entre desperdicios de plástico y madera sobre todo, se concentra en una zona llamada el tapón, donde la falta de corriente genera la aglomeración de la basura, que durante el recorrido representa unos 40 minutos del viaje redondo de los 120 minutos en total. Después de unos metros, está el Cañón del Sumidero como se conoce, hermoso, pero con otra forma de digerirlo. Con una preocupación y angustia por la escena de verlo con tanto desperdicio acumulado.
Durante el mes de septiembre, Chiapas recibió fuertes lluvias que provocaron inundaciones y desbordamiento de ríos, tan sólo 49 ríos desembocan en el Cañón del Sumidero junto con sus desperdicios, su basura. Fueron cerca de 5 toneladas las que llegaron este año al rio Grijalva, que si bien se está limpiando y es consecuencia de tanta lluvia, la realidad es que no tendría porque haber basura, este no es su lugar, pero tampoco debería de pasar tanto tiempo con esa basura expuesta. Finalmente es el cañón el gran perdedor.