“Los trenes son maravillosos”, solía decir Agatha Christie. Para la famosa novelista, se trataba del único medio de locomoción que permitía ver la vida. Y eso es lo que nos permite el Nostalgia Express: mirar por una ventanilla que parece salir del siglo XX a Bulgaria, uno de los países más desconocidos de Europa.
La principal estación de trenes de Sofía, la Centralna Gara, siempre rebosante de movimiento y gente, es el punto de partida de esta aventura. La antigua locomotora, reformada y pintada de verde, comienza a resoplar y lanzar volutas de humo hacia arriba; poco a poco los vagones se mueven, primero un poco perezosos, pero van cogiendo velocidad para dejar atrás el Teatro Nacional, la iglesia rusa de Santo Nicolás, la Plaza del Parlamento, La Catedral Conmemorativa de Alexander Nevski y tantos otros monumentos que hemos tenido oportunidad de visitar en la capital del país. Por delante tenemos cuatro días de viaje en tren y algunas de las ciudades gloriosas de Bulgaria con todos sus secretos.
Un recorrido de nostalgia por los lugares más interesantes del país
Dejamos Sofía atrás mientras disfrutamos los primeros minutos de una atmósfera propia de otro siglo: la de los vagones reales, con sus cortinillas en las ventanas y sus maderas decorativas. Viajamos como lo hicieron el rey Boris III y su familia en sus viajes oficiales. Dirección Plovdiv, la ciudad más visitada de Bulgaria por los viajeros.
El casco antiguo de Plovdiv, en las tierras bajas de Tracia y en la orilla del río Maritsa, es una auténtica maravilla. Al descender del tren podremos recorrer sus estrechas callejuelas y contar las siete colinas –sí, como la antigua Roma–. Ya fuera del casco antiguo, las ruinas nos harán pensar en el Imperio Romano que llegó hace siglos a estas tierras. Por la tarde, si las fuerzas nos acompañan, el viajero del tren podrá visitar el Monasterio de Bachkovo que es el segundo monasterio del país por tamaño e importancia. Posee una amplia biblioteca y un museo muy interesantes y es que, durante el Renacimiento Nacional, el monasterio fue uno de los centros espirituales y culturales más importantes.
Hacia Kazanlak
Comenzar el día abordando de nuevo el tren que nos espera en la estación de Plovdiv es lo más parecido a sentirse como niños: la emoción de la aventura nos aguarda dirección Kazanlak, en pleno Valle de las Rosas. Este es el epicentro del cultivo de la rosa desde hace siglos: “No hay mayor celebración que la fiesta de la rosa” es el lema de uno de los festivales más importantes de Bulgaria que tiene lugar en primavera. Si el viajero llega en mayo encontrará los coloridos campos de cultivo en su máximo apogeo y sentirá cómo el aroma lo embarga todo.
Cerca de Kazanlak hay otro secreto a descubrir: las pinturas mejor conservadas de la época helenística de Bulgaria. Se trata de tumba tracia de Kazanlak, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979, que fue descubierta por casualidad por dos soldados que excavaron una trinchera en 1944 en el mismo lugar durante la Segunda Guerra Mundial.
La ciudad renacentista de Tryavna
Mientras el tren se adentra en los Balcanes, podemos ver por nuestra ventanilla el paisaje frondoso de un valle y su río. El viaje prosigue hasta la interesante ciudad de Tryavna dejando atrás los espléndidos bosques de hayas y robles tan característicos de la zona.
Tryavna es una ciudad donde la artesanía está muy presente desde el período del renacimiento nacional búlgaro. En la plaza principal, se ve la inconfundible torre del reloj que data de principios del S. XIX. El viajero hará bien en revisar la hora si no quiere perder el tren embelesado por las maravillas que encontrará callejeando por su casco antiguo, el Puente Viejo o visitando el museo de talla de Madera.
Veliko Tarnovo, la capital medieval de Bulgaria
Al aproximarnos a Veliko Tarnovo en tren vemos el impresionante paisaje que rodea a esta bella ciudad. Impactan los barrancos y las curvas del curso que va tomando el río Yantra. Una vez bajamos en la estación, podremos disfrutar de la que fue capital del Imperio Búlgaro. La Loma Real y la Fortaleza son el conjunto monumentales más importantes que hay que visitar en el lugar. Más tarde, cuando los viajeros vuelvan al tren para continuar viaje hacia Pleven, la última de las paradas antes de volver a Sofía, no será extraño verles hacerlo cargados de bolsas: signo de que también pasearon por el mercado medieval de artesanía de Veliko Tarnovo.
Cuando el viejo tren de la nostalgia llegue de nuevo a Sofía, no será extraño que nos cueste acceder a un avión para la vuelta a casa. Y es que el romanticismo de un tren alcanza lugares a los que ni los aviones más rápidos pueden llegar. Alcanza la misma vida de los lugares.
Por: Redacción