Las murallas. Esas grandes paredes que encierran un espacio para proteger, para vigilar y siempre tener la mejor visibilidad del horizonte. Grandes testigos de batallas, testigos de civilizaciones que aparecieron y desaparecieron. España es un país de murallas, muchas de ellas se reducen a ruinas, en cambio otras, se pueden caminar, por arriba, por abajo, entrar y salir. Una de esas sobrevivientes que permite al mismo tiempo acercarse a la historia de una región, es la muralla de Gerona.
Esta ciudad catalana, es un libro abierto para leerse a pie de calle, sus capítulos están escritos en el centro histórico o barri vell. Gerona está abrazada de ríos, rica vegetación con clima fresco y cuenta con, entre otras cosas, el barrio judío mejor conservado del país, con una Catedral que presume de la anchura de su nave, una característica que la posiciona en el estilo gótico; es un libro delimitado por el Paseo de la Muralla, una de las protagonistas del pasado y del presente. Esta muralla es la más antigua de la Península Ibérica y el monumento mejor conservado de la ciudad y que llegó a tener 4.5 kilómetros de longitud.
La muralla de Gerona es un acercamiento a la historia europea, aquí se encuentran monumentos únicos. Se pueden caminar largos tramos que incluso, te permiten asomarte a los balcones pero sobre todo, a disfrutar de las mejores vistas, a recorrerla desde otra perspectiva, desde otro elemento que engloba su personalidad. Un caminar que también te lleva a cuestionarte ¿cómo habrá sido vivir dentro de una muralla y estar en constante lucha por defender el territorio?