Lo que nació como un juguete para niños, se ha convertido en un modelo de transporte, de ejercicio, de movimiento urbano que ha marcado diferencias en el desarrollo de las urbes en la actualidad. Incluso, cuenta con su propio Día Mundial de la Bicicleta, el 19 de abril, fecha que se conmemora desde 1943, cuando el doctor Albert Hofmann consumió LSD de manera intencional para conocer los efectos que ejerce en el cuerpo, lo hizo dando una vuelta en bicicleta. Este viaje, ha dado pie a una celebración, manifestación y recordatorio del lugar que ha ocupado este transporte en el mundo actual.
El número de bicicletas en el mundo se ha multiplicado por diez en la última década. Un vehículo que las sociedades prósperas ven como una reliquia de un tiempo previo a los coches, pero que está de vuelta. Ahora, 200 años después de que Karl Drais recorriera la ciudad alemana de Mannheim con su extraña máquina, la bicicleta sigue siendo un importante medio de transporte. Algunas estadísticas incluso muestran que es el medio de transporte más utilizado en el mundo y que se trata del transporte del futuro.
La bicicleta en el mundo y su sistema compartido
El sistema de bicicletas compartidas es hoy en día una respuesta de sostenibilidad para las grandes ciudades. En 1960 en Amsterdam, se empezaron a alquilar no más de tres decenas de bicicletas entre los ciudadanos, sin rutas, ni carriles específicos para su uso, el objetivo era ofrecer un medio de transporte para y durante el movimiento cotidiano, sobre todo para las distancias cortas. Sin embargo, poco a poco, empezaron a desaparecer y finalmente a extinguirse. Hoy en día, se calcula que hay más de 18 millones de bicicletas en este país, cuando la población es de aproximadamente 17 millones de habitantes. De hecho, la cultura de la bicicleta es tan importante que incluso tiene su propia embajada, la Dutch Cycling Embassy.
Casi quince años después del paso de Ámsterdam, en los setentas, en un pueblo de aproximadamente 76,000 habitantes en La Rochelle, Francia, se ofreció un servicio parecido con unidades para rentar por horas o día, dando paso así a lo que hoy es un sistema de bicicletas compartidas, dentro de un movimiento de ciclismo urbano que se desplaza en más de 100 ciudades de Europa. Más tarde, en En 1995 nace Bikeabout en Copenhagen, Dinamarca, el sistema que requería tramitar una tarjeta por usuario para tomar y dejar una de las 350 bicicletas distribuidas en estaciones que se localizaban en diversos puntos de la entidad. Estableciendo horarios de uso, condiciones y responsabilidades para quienes hicieran uso de las bicicletas.
En España este sistema llegó en 2004, arrancando en la ciudad Vitoria y que hoy encabezan diversas compañías que ofrecen este mecanismo de transporte bajo esta línea, logrando una presencia en 30 ciudades, mayormente en la capital catalana Barcelona con Bicing, siendo la ciudad con el programa de mayor cobertura y extensión en el país con 6,000 bicicletas distribuidas en toda la urbe para los cerca de millón y medio de habitantes. El mismo formato está presente en Francia, Noruega, Italia, Suecia y la Ciudad de México, en esta última desde 2010 con Ecobici. Pero México no es el único país latinoamericano con este sistema, también está presente en Colombia, Ecuador y Chile.
Según la Red de Ciudades por la Bicicleta, son 18 las ciudades del mundo en donde moverse en bicicleta es un placer, colocándose Copenhague como la número uno, allí el 44% de las casas no tienen carros, sino bicicletas, con unos 30,000 ciclistas diarios, el mayor número en el mundo, según señala la red.
En Alemania, llamada la capital de la ecología, Friburgo de Brisgovia, con 200,000 habitantes y casi el mismo número de bicicletas. Ferrara en Italia, Berna en Suiza, Brujas en Bélgica, Bogotá en Colombia, Nueva York en Estados Unidos y París en Francia, por mencionar algunas ciudades que han hecho de la bicicleta un transporte sostenible.
Más allá de las cifras que no dejan de moverse, la bicicleta como medio de transporte es cada día una opción más aceptada: facilita la movilidad, evita el tráfico vehicular, reduce los costos que en medio de una crisis mundial es una opción económica, social, colectiva, y representa un magnífico ejercicio cardiovascular que fortalece el corazón y el cerebro, es decir, es algo más que un transporte, que como tal, aún está buscando adecuarse a ciudades que no está pensadas para su uso, pero cada vez podrían ser menos.
¿Te imaginas un mundo con menos coches y más bicicletas?