«Todos los montañeses hacen una vida sencilla, bebiendo agua, durmiendo en el suelo y llevando el pelo largo como las mujeres… Toman sus comidas sentados, haciendo alrededor de la pared bancos de piedras. La comida se sirve en giro. Durante la bebida bailan en rueda acompañados por flauta y corneta o también haciendo saltos y genuflexiones… Todos llevan generalmente capas negras y duermen sobre pajas envueltos en ellas. Las mujeres llevan sayos y vestidos con adorno floral. Usan recipientes de madera, como los celtas…, despeñan a los condenados a muerte y a los parricidas los apedrean fuera de la ciudad o del confín… Ponen a los enfermos junto a los caminos, como hicieron los egipcios en el pasado, a fin de consultar a los viajeros que hubiesen padecido un mal parecido. Su sal es rojiza, pero machacada se vuelve blanca. Tal es la vida de los montañeses, es decir, como he dicho de los pueblos que ocupan el lado septentrional de Iberia: los Galaicos y Astures y Cántabros hasta los Vascones y el Pirineo. Ya que es idéntica la vida de todos ellos… El carácter inculto y salvaje de aquellos pueblos se explica no sólo por su vida guerrera, sino también por su situación apartada… También el territorio de algunos con su pobreza y sus montañas, debió aumentar tal falta de cultura. Nadie dirá que viven con aseo los que se lavan con orina, que se conserva podrida en tinajas y con ellas enjabonan los dientes ellos y sus mujeres, como se dice también de los Cántabros y sus vecinos. Esto y dormir en el suelo es propio tanto de los Íberos como de los Celtas». Así habla el viajero y geógrafo griego Estrabón de los astures, describía su forma de vida, su cultura y conexión y relación con la naturaleza.
Asturias es naturaleza. Huele a tierra mojada, es montañosa, es verde, húmeda, playera y te da la sensación de estar apartada del mundo. ¡Que horizontes de la España Verde se ven en Asturias! Los astures vivían en lo que hoy son más de seis reservas naturales. Bosques, acantilados de vértigo, ríos; las cumbres más altas de la Cordillera Cantábrica está aquí, en la casa del oso pardo que bebía de pacíficos lagos.
¿No nos creen? Estas eran las vistas de los astures.