Viajar y ayudar son dos verbos que deberían ir de la mano. Seguro que te lo habrás planteado alguna vez: ¿Cómo puedo llevar ayuda en mi viaje? ¿O, tal vez, cómo hago un voluntariado junto a una ONG? Si sigues leyendo tendrás todas las respuestas. Las que nacen de dos sílabas: trip-drop, la plataforma que pone en contacto a proyectos con personas que no solo buscan hacer turismo.
Detrás de este proyecto está Daniel Losada, viajero y fotógrafo. Un trotamundos que, además de captar el mundo a través del objetivo de su cámara, siempre había buscado la forma de llevar ayuda a las pequeñas instituciones que se cruzaban en su camino: “Viajamos para conocer, el que conoce aprende, y el que aprende crece…”.
Un día, planificando un viaje, se planteó buscar en Internet algún centro al que poder llevar ayuda. Así podría saber a dónde ir, qué llevar, y asegurarse de que la ayuda fuera la acertada. “Busqué en Internet alguna sitio que publicara este tipo de información. Nada. Así que decidí crear la web que me habría gustado consultar antes de cada viaje.”
Las historias detrás de Trip-drop
Así nació Trip-drop, el nexo perfecto entre proyectos que necesitan ayuda y viajeros que quieren ayudar. Un tablón de anuncios online en el que publicar tu centro, tu colegio, tu pequeña asociación y las necesidades que tienes para que así, viajeros que van a pasar por la zona, puedan echarte una mano. Entonces, en noviembre de 2016, un equipo de la agencia Deep Planet Expeditions en el que también se encontraba Daniel Losada, el fundador de Trip-drop, se iba de viaje a Uganda.
Se propusieron visitar a la ONG África Directo que actúa en un colegio de Kamwengue con niños con diferentes tipos de discapacidad. Una de las necesidades principales eran máquinas de escribir braille. Este tipo de máquinas de escribir para personas con problemas de visión están descatalogadas, por lo que se difundió una petición a través de redes sociales para ver si alguien tenía una máquina de escribir braille en casa a la que no diese uso. Y algo que, a priori, parecía tan complicado de conseguir, se hizo realidad en dos horas.
Una de las máquinas la donó una pareja sevillana. Tenían la máquina de escribir en un cajón prácticamente olvidada. La otra la compró y la donó un seguidor de Trip-drop a través de un portal de productos de segunda mano.
La entrega de las máquinas de escribir fue uno de los momentos más bellos de Trip-drop. Es la emoción en las caras de las personas que entregan la ayuda; pero sobre todo la de las personas que reciben la oportunidad de formarse, de aprender a escribir a máquina. Ese momento en el que sabes que tienes lo que esas personas necesitan tanto y que tanto les cuesta de conseguir, ahí es cuando sabes que estás llevando ayuda real, ayuda sin intermediarios.
Trip-drop y las 110 cabras para las viudas Maasai
Otra de las historias más conocidas de Trip-drop es la de las cabras y las viudas Maasai. Daniel iba a viajar con otro grupo y se enteró de que en Tanzania hacían falta cabras para las viudas del pueblo Maasai. La ley Maasai dicta que cuando las mujeres enviudan no tienen derecho a ningún tipo de herencia. Así que además de quedarse viudas, se quedan sin ningún tipo de sustento.
Poseer una cabra es sinónimo de contar con una pensión prácticamente fija: el animal les da leche, tanto para consumir como para vender, puede tener cabritos y así multiplicar sus recursos.
Mediante una colecta entre amigos y familiares consiguieron el dinero necesario para comprar 110 cabras a través de la Fundación Carpio Pérez. Durante un día entero se repartieron cabras a tres grupos de viudas en tres lugares distintos. “Muchas mujeres daban las gracias escondiendo los labios y con alguna lágrima. En ese momento te das cuenta lo seria que puede llegar a ser la gratitud. Fue el 28 de mayo de 2014, uno de los días más felices que recuerdo”, cuenta Daniel Losada.
Trip-drop es un canal sin ánimo de lucro y no se promueven iniciativas en las que el propósito final es económico. Solamente se publican necesidades materiales reales. El objetivo es que la ayuda llegue de verdad, que el viajero sea el que la entregue personalmente y no haya intermediarios. Para esto, existen dos formas de ayudar, cuando ya estamos de viaje, localizando centros que no aparecen en la página web. En este caso se recogen todos los datos necesarios y se envían a través del formulario para que futuros viajeros tengan acceso. Y accediendo a la web antes de viajar y llevando ayuda a alguno de los centros que ya aparecen en el directorio. Y tú, ¿ayudas cuando viajas?
Por: Carla Llamas