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viernes, diciembre 8, 2023
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La hermana república de Playas de Tijuana

En este rincón se escuchan las olas del mar, respiras, hueles el mar y no sólo eso, sientes la brisa en las mañanas y por las noches. El aire es fresco, más aún en las primeras y las últimas horas del día, y por lo general ese viento lleva velocidad, eso potencializa el aroma a playa, a arena mojada. Es una zona en la que todo es caminable, puedes un domingo pasear por la arena, comer mariscos a la orilla de la playa, conocer el faro y su vista panorámica con una paleta de nieve; disfrutar de un elote en vaso mientras eres espectador de un concierto al aire libre, y si, también puedes ver la puesta de sol con un café en el Malecón.

Es un punto del mapa peculiar; su mar está marcado, dividido por una línea que representa una frontera entre un país y otro, México y Estados Unidos. En una ciudad con 124 años de vida que como fronteriza, comparte un lazo con el vecino país que la envuelve. Su clima le va como anillo al dedo, es un poco loco, hace calor en una zona, hace frío en otra, pero no es extremo, sólo temperamental. Se dice que puedes tener las cuatro estaciones del año en un día.

Es aquí donde está un barrio que se diferencia del resto con los que cuenta la ciudad, si bien todos tienen su nivel de relevancia, aquí hay un componente único que dota de características propias al vecindario; se trata de Playas de Tijuana. Un barrio a la orilla del mar, localmente conocido como la República de Playas, que parece broma, pero lo cierto es que tiene cierto aire independiente al resto de la ciudad y su ubicación geográfica lo coloca en el extremo costero, incluso el clima es diferente. Lo descubres al llegar a Playas de Tijuana  porque te dan  ganas de haber cargado con un suéter.

Para llegar a esta zona existen dos vías, la primera es la Avenida Internacional que es un camino mayormente recto y acompañado del muro fronterizo, en auto puedes observar una pequeña parte del terreno que está del otro lado de la valla, estiras el cuello ante la curiosidad de conocer esa diferencia. Ese muro divisorio y muchas paredes de viviendas cercanas, son el óleo para el muralismo y el graffiti de esta avenida, algunos con mensajes que evocan a la paz, el respeto, la tolerancia y también los que buscan fomentar las artes y la música. 

La segunda opción es igual de atractiva,  es la Calle 2da que atraviesa parte de lo que fue el centro de la ciudad, en donde está la Catedral de Tijuana, el parque Teniente Guerrero (el más antiguo de la ciudad), zapaterías abiertas desde hace  mas de 20 años, pequeños mercados tradicionales mexicanos, papelerías, perfumerías, fondas y tiendas de marcas locales; es decir, una zona comercial viva, que poco a poco desaparece conforme avanzas en dirección a la playa.

Playas de Tijuana, la esquina de Latinoamérica

La vista se va concentrando al azul del mar en el horizonte, ver la costa de ambos lados de la frontera es la señal de que estás en Playas de Tijuana. Seguir de frente te llevará en menos de 10 minutos a la playa. Comer, tomar un café, escuchar música callejera y simplemente disfrutar del Pacífico con esas olas grandes y blancas es lo que se vive todos los días en este barrio.

Entre el mar de las dos fronteras, está el Jardín Binacional de Amistad con plantas nativas de Baja California, es algo más que un área verde. Plantas entre cuyas características destaca que requieren de poca agua, son mayormente resistentes al sol, y la niebla de la costa es su nutriente diario. Algunas familias tanto mexicanas como estadounidenses se encuentran en este punto los domingos para convivir en ellos para compartir comida, pláticas y risas, como si el muro no existiera.

El paisaje incluye el Faro donde se encuentra el Monumento Fronterizo  y la Plaza Monumental de Tijuana, este último, escenario de importantes corridas de Toros, conciertos de talla nacional e internacional y diversos eventos y ferias culturales que se ofrecen cada año. Aquí se han presentado también, una gran variedad de artistas que muestran su espectáculo en un foro abierto, con olor a mar, con un hermoso atardecer al fondo entre un cielo colorido o simplemente con la luna como espectadora.

El malecón de Playas y su folclor

Es justo aquí donde inicia el recorrido sobre el malecón, un paseo que lleva tiempo, porque la playa tiene mucha vida. Si el sol es favorecedor, seguramente nos llevaremos una sorpresa porque tiende a generarse una mayor actividad recreativa. La playa atrae a las familias a pasar el día, se acomodan sobre una manta, cargan sus hieleras, preparan la comida, toman el sol, cantan y juegan en la arena; algunos se entierran en ella para después zambullirse en una ola. Es para vivir el día y cansarse de sol y playa.

La arena es gris y ligera. Los niños optan por jugar futbol soccer o futbol americano, frisby o volibol de playa. Más de una familia decide viajar con la mascota y todos entre el sol y la arena disfrutan del ambiente. Es una buena manera de relajarse, perderse por unas horas y contemplar el momento y formar parte de el y del clima que es de los más agradables del país, eso te puede dar una idea de la atmósfera.

No te preocupes si no vas preparado, alguien se te acercará a ofrecerte alguna bebida refrescante o fruta. Pero si se trata de algo más que una botana, caminar por la acera es la mejor opción para ir conociendo los lugares, escoger entre tacos de pescado y tacos dorados, tacos de marlín o tostadas de ceviche,  o qué tal un coctel de mariscos con almejas, camarones y ostiones. Tampoco es mala idea tomarse un jugo de coco en el coco, fresco y natural.

Algunos de estos restaurantes tienen terrazas con vistas envidiables, pero no te imagines lugares lujosos y costosos, son restaurantes pequeños y sencillos, una forma de comer marisco fresco frente al mar y probar platillos típicos del estado, con una bebida como la michelada o un agua fresca de jamaica. Seguramente algún trío pasará tocando canciones mexicanas o las mañanitas para algún cumpleañero.

Existen también unos Arcos sobre el malecón, con una tarima como escenario donde se realizan eventos al aire libre, y si te toca ver alguno, te puedes sentar a disfrutar de la vista, el espacio es más abierto y tienes  mejor visión para conocer el movimiento a tu alrededor. Hay puestos de artesanías, niños en bicicleta, papalotes y siempre el mar.

La ciudad misma, genera un importante movimiento artístico, y parte de él se muestran también en la playa, son diversos los murales que hablan de la música norteña, el orgullo tijuanense, frases de acción poética y la vida animal. Puedes pasear y disfrutar de todo lo que la ciudad emana por diferentes medios. Eso si, no le quites la vista del mar porque los delfines se dejan ver y no querrás perdértelos.

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Un atardecer en Tijuana

Es tan disfrutable el sol de las dos de la tarde, como el de las seis, cuando ya no necesitas lentes de sol y las luces se vuelven más tenues. El color del mar y del cielo cambian y los destellos y las sombras provocadas por el sol de esta hora generan otro ambiente, una más bohemio pero igual de fresco y liguero. Tu piel aún caliente por el sol, empieza a bajar de temperatura.

¿Qué tal un café mexicano? Son al menos un par de cafés los que ofrecen variedad, algún bocadillo dulce o unas crepas, incluso un par de pizzerías. Estarás de acuerdo en que el mar te abraza con un respiro confortable que toma fuerza con el ruido de las olas que por la tarde se escuchan con más potencia y con el café, qué más se puede pedir.

Mejor caminemos por la playa. La gente empieza a retirarse, los espacios se ven más amplios y la arena más inmensa. En pocos minutos dejas atrás la zona principal del malecón y aparecen las terrazas pero de viviendas, de condominios y departamentos. Pensarás que son unos suertudos por tener esa vista de manera permanente, pero tu puedes pasar y seguir a la soledad de la playa.

Voltea al mar, recuerda los delfines pueden salir a saludar, no los confundas con surfistas porque algunos aprovechan los cambios de corrientes del mar que se dan por las tardes y se adentran en búsqueda de buenas olas. Ellos también disfrutan de vivir en la playa o cerca de ella, y pensar que esta vida es todos los domingos, o de todos los días. Playas de Tijuana es uno de esos barrios privilegiados con una playa que aunque para todos, son ellos quienes la tienen a su alcance y aunque es de Tijuana, es más de esta zona, de la República de Playas.

 

Fotografías: Omar Martínez
 

 

Arlene Bayliss
¡Ahorita Vengo! Eso dijo en su casa y no ha vuelto. De Tijuana en Barcelona. Comunicación y periodismo de viajes.
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