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martes, marzo 19, 2024
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California nació en Sacramento

Es 1839 y California es México. John Sutter dejó su vida en Suiza y se instaló en su nuevo rancho, cerca de Coloma. Tramitó una concesión de tierras para explotarlas, se nacionalizó mexicano, y se convirtió en “General Sutter”. Estableció una colonia agrícola y comercial llamada Nueva Helvetia (o Nueva Suiza) y una década después, uno de sus hombres, James Marshall, encontró oro al remover la tierra para construir un aserradero en el río. “Recogí una o dos piezas y las examiné atentamente -recordó tiempo después-, y teniendo un conocimiento general de los minerales, no podía recordar más de dos que de alguna manera se parecían: hierro, muy brillante y frágil, y oro, brillante, pero maleable”*. Había nacido la fiebre del oro en California.

Y así nació Sacramento y California nació en Sacramento, como un fenómeno migratorio que transformó una aldea en una ciudad, que hoy es la capital del estado más rico de Estados Unidos.

La llegada de miles de personas que viajaron a las tierras doradas del oeste en busca del “sueño americano”, algunos conocidos como los 49ers, delinearon la huella dactilar de California.

Fue 1849 el año del American Dream, donde, como dijo el historiador James Truslow Adams (1931), “la vida debería ser mejor, más rica y llena de oportunidades para todo el mundo, según su habilidad o su trabajo, independientemente de su clase social o las circunstancias en las que nace”.

Old Sac y los cowboys latinos de la fiebre del Oro

Old Sacramento, California
Old Sacramento, California |Fotografía: Old Sac

Aquellas pepitas de oro encontradas a las orillas del río Sacramento forman parte de Old Sacramento, Monumento Histórico Nacional. Durante la década de 1960, Old Sac se restauró y se desarrolló como una importante atracción turística. Tiendas, restaurantes, museos y distintas opciones de ocio fueron ocupando aquellos edificios históricos construidos con restos de madera y velas de los barcos del siglo XIX.

Botas, sombreros, madera, el tren. Todo tiene el color del otoño. Un estilo cowboy con rasgos latinos: de Puerto Rico, Cuba, México, y particularmente de Sevilla, de Santa Cruz Tenerife y Madrid. Edificios de varios pisos, balcones decorativos de hierro forjado, grandes puertas arqueadas, son el resultado de una influencia del período del gobierno español, que luego pasó a ser mexicano, porque en California se concentró inmigración de todo el Atlántico, incluida España y las Islas Canarias.

Algo muy distinto pasa en el barrio del Capitolio de Sacramento. El Capitolio es un edificio majestuoso, blanco, con un jardín lleno de rosas; con secuoyas gigantes de California como guardianes.

Las botas vaqueras se convirtieron en zapatos, y el lado más político en el más elegante de la ciudad. Y conforme caminaba por sus calles a la redonda y me alejaba de las zonas conocidas, encontré una peculiaridad algo atípica de Estados Unidos.

La ciudad atípica de Estados Unidos:

Capitolio Sacramento California
Capitolio de Sacramento, California. |Fotografía: Arlene Bayliss

Sacramento es caminable. El clima templado durante todo el año ayuda. Es cercana y accesible, la gente te sonríe por la calle. Lejos de encontrar en la capital de California grandes zonas financieras o rascacielos, ya sea de oficinas o de apartamentos, con largas y enormes distancias como en Los Ángeles, la ciudad es un paseo a pie, es tomar un café o una cerveza en la terraza, es dar un paseo con tranquilidad. Si la comparamos con los casi 4 millones de Los Ángeles, y los 860 mil de San Francisco, Sacramento, con 500 mil habitantes, es pequeña.

Fue una sorpresa entrar a comer una pizza y descubrir una microcervecería con horno de piedra y productos de huerto. Por la noche, al buscar dónde tomar algo, encontré bares con cerveza artesanal y gastronomía local como la gran protagonista, incluyendo el vino. También fue sorprendente ver gente a pie y en bicicleta. La ciudad está pensada para las dos ruedas, con ciclovías anchas y senderos pavimentados a la orilla de los ríos American y Sacramento. Y cuenta con su propio sistema de trenes ligeros que circulan por toda la ciudad y que le dan otro toque distintivo.

Pero todo aquel oro no significó para todos el sueño americano, no lo fue para los mineros. Provocó en California una de las mayores migraciones masivas en la historia de Estados Unidos, se habla de 300.000 personas en un par de años. En enero de 1848, San Francisco contaba con 800 residentes; a fines de 1850 tenía unos 25.000. El General cuando se enteró que encontraron oro en su tierra, intentó ser discreto, incluso buscó la forma de ocultar el hecho porque sabía que podría significar su ruina. Y así fue, fue expulsado de sus propias tierras por buscadores de oro.

Quién iba a imaginar que sería la ciudad que fundó, la que hoy ejerce la discreción que él buscó. Y me pregunto, ¿habrá aún buscadores de oro en California?

Esta historia es el Capítulo VI de un viaje por California que iremos contando poco a poco

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Arlene Bayliss
¡Ahorita Vengo! Eso dijo en su casa y no ha vuelto. De Tijuana en Barcelona. Comunicación y periodismo de viajes.
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